viernes, 7 de agosto de 2009

A mi hijo

¿Sabes? He estado repasando lo que han sido todos estos años que he vivido a tu lado.
Creo que como cualquier matrimonio, ha habido de todo, disgustos, alegrías, enfados y reconciliaciones, pero ha merecido la pena porqué he vivido lo más grande que puede desear una mujer, ser madre.
Ese momento, en la que rota por el dolor del parto, ponen en tus brazos a ese ser tan pequeño, lo arrimas a tu pecho y sientes los latidos de su corazón, no hay palabras que puedan describirlo.
Por eso a ti, hijo mío, te doy las gracias porque me has hecho vivir la inmensa felicidad de ser tu madre.

La mantilla

Era costumbre, años atrás, visitar los monumentos el día de Jueves Santo. Consistía en hacer un recorrido por siete iglesias y rezar ante el Santísimo un Padre Nuestro.
Existía una rivalidad entre las parroquias, por ver quién la adornaba mejor.
En todas era un alarde flores.
¡Con qué orgullo aquella niña paseaba de la mano de su madre! iba ataviada con la clásica mantilla española, como era costumbre en las mujeres con cierta clase social.
Su ilusión era llegar a lucirla algún día.
Al cabo de unos años, su madre dejó de usarla, dando la disculpa que no tenía traje adecuado o que los zapatos estaban viejos y no había posibles para comprar otros.
Aquella mantilla con su peineta, que se guardaba en una caja, se convirtió en una especie de obsesión, pues no daba llegado la edad necesaria para poder usarla. Cuando iba ala armario, destapaba la caja y acariciaba con ternura aquella blonda y aquella peineta de nácar con dibujos de filigrana.
Un día comprobó, con tristeza que había desaparecido y le pregunto que pasara con ella.
Y como en aquel entonces las madres no daban explicaciones le dijo que era muy niña para entenderlo.Pero la niña sí sabía que necesitaba venderla y se quedó con la amargura porque ya nunca podría lucirla.

18 primaveras

Una noche de verano
Naciste tú, nieta mía
Con los ojos muy abiertos
Queriendo mirar la vida.

Estabas quizás asombrada
De algo que no entendías
Con los ojos muy abiertos
Así seguiste en la vida



Un poco cascabelera
Coquetuela y presumida
Pero te digo:-No cambies
Sigue siendo tú chiquilla

18 primaveras
Ayer eras una niña
Y hoy ya una mujer
¿Qué te deparará la vida?

Mi madre Galicia

He recorrido la tierra
Estado en muchos lugares
Y cruzado muchos mares
Pero en ninguno encontré
Alivio para mis males.


Pero un día aquí llegue
A esta tierra que es Galicia
Al fin aquí encontré
Mi hogar y mi delicia.
Por tus bosques me adentre
Encontrando maravillas
Estos paisajes agrestes
Este aire que da vida

Desde aquí diviso el mar
Que manso llega a la orilla
Dando sensación de paz
A mi alma dolorida.

Por eso quiero decir
Que ese día que me muera
Que se esparzan mis cenizas
En esta bendita tierra.

Y debajo de una encina
Entonces podre decirte
Eres mi madre Galicia.

Quiero olvidar

Esta espina que se clava
Dentro de mi corazón
Quiero olvidarla y no puedo
Voy a perder la razón.

Quiero olvidar los recuerdos
Angustiosos que he vivido
No quiero tener rencor
Por esa vida que ha sido.

Un amargo sufrimiento
De amor no compartido
Estás sola en compañía
Sin tener quien te consuele
Y sentirte día a día
Abandonada a tu suerte.
Yo solo quiero olvidar
Esos años que han sido
Para poder descansar
Mi corazón dolorido.

Gaitiña galega

No portal de Belén
Soa a gaitiña galega
E con ese dulce son
Dormido o neno queda.



Toca galeguiño, toca
Con amor unha muiñeira
Que ó neniño Dios
Gustálle o son da gaitiña galega.

Toca moi quedito
Que dormido o neno queda.

O neniño
No se durme
Porque as pallas
Fanlle ruido
Faille San Xose
Un berce
Para que durma tranquilo

San Xosé, faille un berce
Ao neniño que naceu
Que veñen os anxeliños
Que o veñen a mecer.

Vinde


Vinde, neniños e nenas
Vinde prontito ó portal
Que xa naceu ó neniño
Que Xesús se chamará.


Vinde, neniños e nenas
Vinde prontito ó portal
A cantarlle unha nana
Moi quedo
E pronto se durmirá.

Vinde, neniños e nenas
Vinde prontito ó portal.

Panxoliñas

Xa veñen polo camiño
As mozas pandereteiras
Veñen de Orense e de Lugo
Da Coruña e Pontevedra.

Cantar rapaciñas
As cancións da nosa terra
Bailar para o neniño
Una alegre muiñeira

Xa no portal se escoita
Unha gaitiña galega
Que a toca un pastorcito
Que a nós á terra chega.

Toca galeguiño toca
Con amor unha muñeira
Que a ó neniño Dios lle gusta
O son da gaita galega.

Calade ferriños
Calar pandeiretas
Que o neno esta cansoE dormido queda.

Mi chiquilla

Salía yo del colegio
Era una tarde tranquila
Había un circo en el pueblo
Y la gente a verlo iba.

De pronto te vi en la plaza
Bailando estabas, chiquilla,
De ti me quedé prendado
Al ver cómo te movías.



Te movías, cimbreaba tu cintura,
Tus pies descalzos tejían
Arabescos en el suelo
De la plaza húmeda y fría.

Llevabas el pelo negro,
Recogida a una cinta,
Te llegaba a la cintura
Y hechizado me tenía.

Sin darme cuenta siquiera
La cintura te ceñía
Y allí entre carromatos
Cuando nadie nos veía
Acaricié tu cabello,
Junté tu cara a la mía
Nos dimos un beso casto
Porque malicia no había.

Niña de los ojos negros
Y de cintura fina.
Te fuiste al día siguiente
Y ya jamás te vería
Te quedaste en mi recuerdo,En mi recuerdo y en mi vida.

Quisiera ser

Quisiera ser la paloma
Esa que cada mañana
Volando va a tu balcón
Para mirarte en la cama.
Y mirarte tu pelo negro
Extendido por la almohada.




Quisiera ser esa brisa
Que entra por tu ventana
Y besarte en las mejillas
Suaves y aterciopeladas
Y que me miraran tus ojos
Con mirada enamorada.

Quisiera ser esa flor
Que cortas cada mañana
Y que prendes en el pelo
Con gesto de enamorada.

Pastorciños

Vinde, vinde pastorciños
Para ó neno avasallar,
Eu levareille unha mantiña
Para calorcito lle dar
Que a noitiña está moi fría
E pódese costipar,




Vinde , vinde pastorcitos
Para ó neno avasallar
San Xosé faille un berce
E pintalle u paxariño
E o neniño moi contento
Encheo de biquiños

Vigo

Eres Vigo fiel, leal y valerosa:
Se olvidaron de ponerte
Que también la más hermosa,

No hay otro mar como el tuyo
Ni costas hay tan hermosas
Los montes que te rodean
Con esas vistas preciosas.

Por eso, cuando no pueda pasearme
Por tus calles empinadas
Porque mis piernas no puedan
Ya de viejas y cansadas
Que me lleven a la playa
Y allí sentada en la arena
En tu arena fina y blanca
Quedar dormida mirando
El lindo azul de tus aguas.

La plaza de mi pueblo

En la plaza de mi pueblo
Llena de palomas blancas,
Allí sentado en el suelo
Yo les daba las migajas.
Se las ofrecía en mi mano
Que ellas picoteaban,
Cuanta inocencia tenían
Aquellas manitas blancas.



Ya han pasado los años
Y hoy he vuelto a la plaza,
Ya no hay niños jugando,
Tampoco palomas blancas,
Entonces miro mis manos,
Están viejas y arrugadas,
Y lloro por aquel niño,
Aquel de las manos blancas,
Que les daba de comer,
De sus manos en la plaza.

Otoño en Galicia



Ya en Galicia es Otoño
Melancólico y muy bello,
Esta tristeza, este añoro,
De cosas que ya se fueron,
Y que recordar no quiero.
Los árboles se desnudan


Y las hojas caen al suelo,
El viento juega con ellas
Llevándolas, quizás lejos…
Otras, las voy pisando
Bajo mis pies van cayendo,
Parece que se quejaran
Que puedan seguir viviendo.

Negros pensamientos

Negros pensamientos míos
Que me nublan la razón,
Negros y enfurecidos
Que salen del corazón



Negras también las nubes
Que no dejan ven el sol.

Negros son los sentimientos
Que ofuscan la razón.

Negro el sufrimiento
El orgullo y el rencor.

Negros suspiros del alma
Cuando ataca el dolor.
Negros los hilos que tejen
Las guerras y el sin amor,
Negro es al fin el mundo
Que nos toca vivir hoy.

O toliño

No meu pobo hai un toliño
Pero que boiño é
Cóntalle contos ós nenos
Que moito ríen con él.

El sempre esta lediño
Eu nunca o vin chorar
Porque el non sabe de guerras,
Nin de drogas
Nin de nenos maltratar,

¡Ai toliño, meu toliño
Como ti quixera estar!

Polas noites, cando hai lúa
Vaise a praia a cantar
E sentadito na aréa
Cántalle e cántale ó mar
E as ondas agradecidas
Moitos biquiños lle dan.

O dia que me dixeron
O toliño mal está
Funa velo a súa casa,
Se casa pódese chamar
Catro paredes de pedra
E un xergonciño no chan.

¿Qué che pasa meu toliño?
- Que me viu Deus a chamar
para levarme ó ceo
e alí contos contar
a tódolos anxeliños
e tamén a súa nai.

- ¡Ai toliño, meu toliño!
Se o que contas é verdade
Fálalle a Deus de min e
Cando me veña a chamar
Que me leve a xunta ti
Que che quero oir cantar.

Onde estés ti, meu toliño,
Tamén eu che quero estar.

A barquiña

Fixen una barca nova
E púxenlle Soledad,
Porque ese era o teu nome
E non te podo olvidar.
Dame pena a barca vella,
Pois non a quero queimar,
¡Que recordos hai nela
De moita felicidad!
Mellor metereina na auga
Para que a desfaga o mar.

Acórdaste cando mozos
Ir a praia a namorar
E metiditos na barca
Moitos biquiños nos dar.

Cando xa de casadiños,
Eu marchábame a pescar
E volvía pola noite
Ca barquita a rebosar,
Ti esperábasme na praia
E víñasme a bicar,
E o corazón no meu peito
Apréciame estalar.

E cando levabamos o fillo
O primeiro día a pescar,
Metíalle a man na auga
E comenzaba a esbirrar.

¡Que días felices eran
Que xa nunca volverán!
Ti marchástete moi cedo,
De unha mala enfermidade.

El coa mar non quixo nada
E marchou para a capital.
Non sei para que fixen a barca
Se non podo ir a pescar,
Meus brazos non teñen forza
Para os remos empurrar.

Pero está tan bonitiña
Co teu nome Soledad.
Metereime dentro dela
E sentareime a esperar
A que veñas a buscarme
E contigo me levar,
E se ahí donde ti estás
Hai unha barquita vella
Meterémonos nela
E irémonos a pescar,
E cando ninguén nos vexa
Biquiños haberémonos dar.

Ausencia

Qué triste vivir ausente
Sin amor, así perdida
Vivir entre tanta gente
Sintiéndote sola y herida.
¿Qué eres en realidad?
¿A dónde vas por la vida?
Porque sabes, es verdad
Que la gente pronto olvida
Caminando en soledad
Esperas ya la partida.

Pensamientos

Pensamiento,
Que me atormentas¡
No ves
Que pensar no quiero!,
Déjame vivir tranquilo.

Pensamiento,
Que no quiero,
Que no quiero recordar
¡Nada de aquellos momentos!

¡Pensamiento
Me persigues,
En donde quiera que vaya!
No ves, que quiero olvidar.

Pensamiento,
No ves, que llorando estoy
Que esta pena tan grande
No me dejas olvidar.

Pensamiento,
Yo te pido…
Déjame, morir en paz.

La tormenta

Hay tormenta en la mar,
Oigo el trueno el sonido,
Hacia la ventana voy
Para cerrar el postigo,
De pronto te veo en la playa,
Estás casi sin sentido,
Salgo corriendo a buscarte


Y te tapo con mi abrigo,
Te aprieto contra mi pecho
Para darte mi cobijo,
Y seco tu pelo negro,
Estás temblando de frío
Me miras enternecido.

Pero que ojos ¡Dios mío!
Fue como si en un momento
Me robaras el sentido.

Acaricié tu carita blanca,
Blanca igual que un lirio.
Bebió un tazón de leche
Y así se quedó dormido.
Mirándolo me preguntaba
¿De dónde habrá venido?,
Porque sólo está en la playa
¿Puede que se haya perdido?,
Y con este pensamiento
También me quedé dormido.

Despierto por la mañana
Encontrándome aturdido
¿Por qué no estoy en la cama?
¿Pero, que me ha sucedido?,
Entonces voy recordando,
¿Dónde está el niño perdido?
¿Habrá sido todo un sueño?,
Pero aquí está la manta
Con la que le tape su frío
Salgo a la playa y encuentro
De sus pies el recorrido,
Pensé entonces que era un ángel
Que del cielo había caído.

Paloma blanca

Aquella paloma blanca
Que en mi balcón se ha posado,
Tenía un ala rota
Y con mi amor se ha curado,
Más nunca le pregunté
Quien tan mal le había tratado,
Y me pago con su amor,
Todo el amor que le he dado.
Pero un día en mi balcón
Un palomo se ha posado
Y así un día y otro
Se la fue enamorando
Ella se dejó querer,
Se fueron los dos volando,
Yo asomado a mi balcón
Aún la sigo esperando.

Mi corazón

Mi corazón mal herido
Ya no quiere responder,
Me quedare en el olvido,
No supe hacerme querer.

Nadie llorará por mí
Nadie me echará de menos,
¿Es que no supe vivir?
O ¿Es que querer no sabemos?


Nada he sido en esta vida.
Por eso, que tras de mí, nada dejo
Y no veo otra salida,
Que a Dios, pedir consejo,
“Yo que en ti, Dios, no he creído,Dime,
¿qué tengo que hacer?
Ahora que arrepentido
Quiero volver a nacer,
Llévame mi Dios contigo
¡Quiero volver a nacer!”·

Otoño

Ya ha llegado el otoño
Por el bosque caminando
Piso la alfombra mullida
Que las hojas van formando.

Los árboles se desnudan
Y las hojas caen al suelo,
El viento juega con ellas
Llevándolas, quizás lejos...

Otras, las voy pisando
Bajo mis pies van cayendo,
Parece que se quejaran
Quieren que las lleve el viento,
Pues así quizás pensaran
Que pueden seguir viviendo.

En Galicia ya es otoño.
Melancólico y muy bello,
Esta tristeza, este añoro,
De las cosas que ya se fueron.
Y que recordar no quiero…

Los árboles se desnudan
Y las hojas van cayendo…
Así de mi corazón
Con el paso de los años
Se desprende la ilusión
Que también va marchitando,
Así sigo mi camino
Así sigo caminando,
No sé al llegar al final
Sí alguien me está esperando.

El teatro

Si me preguntaran que es para mí el teatro, respondería que es una manera maravillosa de poder representar una y mil vidas, unas de ficción otras históricas…donde sus recuerdos llegan hasta nuestros días.
Dar vida, por ejemplo, a esa tierna y dulce Inés, al cual don Juan enamoraba, y por qué no, a don Juan, arrogante y pendenciero, que más tarde arrepentido, llamo a las puertas del cielo, que para él no se abrieron-
Otro día ser esa reina, Doña Juana, esa que enloqueció de amor por su marido, que no lo veía muerto “No, no está muerto-decía- solamente está dormido “.
Representar a una mujer de vida alegre, esperando en una esquina, guardando tras su risa, las lágrimas, la tristeza y el dolor que le produce su vida, meterse en su piel y saber vivir con realismo esa vida, esto es lo bonito del teatro.

No todos los papeles son tan conocidos, tenemos al viejito que interpretamos el otro día que con tristeza añoraba su aldea, su casa y sus vecinos, y allí entre la gente, mirabas y veías reflejados en sus rostros que esta misma historia quizás la vivían ellos.

Y cuando este telón se cerraba y bajábamos la escalera, esa que está ahí, en la esquina, entonces ahí, solamente ahí, donde vosotros estáis, vuelvo a ser la misma y vuelvo a la realidad de mi vida.

Ya no estaba sola

Una anciana señora subía lentamente la pronunciada cuesta de la calle del pueblo que la conducía a su casa.Era el día de Nochebuena y bajó a oír Misa por la tarde, pues no estaba en condiciones para asistir a la Misa del Gallo, como todos los años. No recordaba haber faltado nunca, primero con sus padres, luego con su marido y últimamente con sus hijos, pero este año estaba sola. Sabía que podía ir con cualquier vecino pero no le gustaba molestar a nadie. Aprovechó también para saludar y felicitar a algunos familiares a los que apreciaba mucho, algunos le dijeron que se quedara con ellos esa noche. Muy amablemente les dio las gracias pero les dijo que prefería estar en su casa.

Llegó a su casa, era una finca grande con un muro alrededor, abrió una puerta pequeña al lado del portalón (por donde entraban los coches). Por un pequeño sendero llegó a la casa. Había dejado las luces encendidas y no tuvo dificultad para abrir la puerta. Un vaho de calor la hizo estremecer al contraste del frío de la calle, cerró la puerta con rapidez, corrió el cerrojo y puso la cadena (cosa de sus hijos), había dejado la chimenea encendida con dos buenos troncos de leña y el ambiente estaba muy acogedor. El salón era muy grande y con pocos muebles, los justos, allí jugaban sus hijos en los días de invierno cuando no podían hacerlo fuera y ahora pasaba lo mismo con los nietos (aunque venían más en verano). Delante de la chimenea había una mecedora y una mesita pequeña en la que solía desayunar y cenar, sobre todo en invierno, pues delante de la chimenea se estaba muy a gusto. Su dormitorio, también lo tenía abajo, pues le costaba trabajo subir las escaleras. Arriba había cuatro dormitorios, tres de los hijos y uno de su marido y ella. Ahora sólo se usaban cuando venía algún hijo. Una señora del pueblo venía tres veces por semana para limpiar y cuidar la huerta, pues le gustaba tener sus lechugas y verduras que a veces también regalaba, pues para ella sola poco le hacía falta.

Se dirigió a su dormitorio y salió con el camisón y la bata de casa puestas y zapatillas, se dirigió a la cocina, calentó un tazón de leche que puso sobre la mesita y una caja de galletas.
Fue al aparador y sacó una tableta de turrón de jijona (era el que más le gustaba) cortó un trozo y lo puso también encima de la mesita. Al guardar el turrón se quedó mirando las fotos de sus hijos que estaban en el aparador.
Un gran suspiro salió de su pecho, allí estaba el mayor, Juan, era igual que su padre, muy alto y fuerte y eso sí! muy serio, pocas veces se le veía reír, a su lado estaba su mujer que le llegaba al hombro, que buena y cariñosa! No tenían hijos, no podían. El por su trabajo viajaba mucho, ella siempre le acompañaba, eran un matrimonio perfecto y justo en estas fiestas estaban fuera, en el extranjero.Luego estaba Luis, que diferente de su hermano! Siempre de broma y muy simpático, es muy guapo, delgado y estiloso, su mujer muy riquiña, pero como se dice ahora bastante pija. Su padre es abogado con el que trabaja su hijo. Tienen una niña, es muy modosita y educada, cuando van a la finca su madre no la deja vivir, no vayas a las gallinas que te manchas, no te metas por el barro que te manchas, menos mal que a veces su padre la lleva por la finca, no sé qué harán pero cuando llegan, la madre pone el grito en el cielo y la mete enseguida en la bañera, pues viene perdida pero feliz. Hace diez días le dio un infarto al abogado y claro no es cosa de venirse aquí pues el hijo es el que le lleva todo el papeleo de la oficina.Coge la foto que queda y la besa emocionada, mi niña -dice. En ella una chica con unos ojos azules preciosos, parece sonreírle. Es su hija Sofía, la más joven de los tres, también está casada y tiene 3 hijos varones, tres diablillos que no paran quietos un segundo. Cuando van allí siempre marchan con rasguños o algún chichón. El marido es encargado de un taller de reparación de coches, es un buen chico y la quiere mucho. No pudieron venir pues dos de los niños están con paperas. Sonríe la anciana feliz, al pensar en la felicidad de sus hijos.

Se sienta en la mecedora, toma la leche con unas galletas y se dispone a saborear el turrón que tiene en el plato. De pronto escucha un ruido en la puerta, va hacia ella y pone atención, alguien está arañando la puerta y escucha entonces un maullido. Pobrecito –piensa- con el frío que hace ahí fuera. Le da vuelta a la llave y corre el cerrojo sin soltar la cadena. Por el hueco que queda a duras penas entra una gata blanca, se la queda mirando con unos ojos preciosos sin dejar de maullar. Pobrecita, -le dice la anciana- tienes hambre, ¿verdad? De pronto se fija en tres gatitos que habían entrado detrás de su madre, uno de ellos, qué gracioso, tenía el hocico, una oreja y la punta del rabo negros, los otros eran blancos como su madre. Enseguida se pusieron a husmear por la sala, mientras su madre seguía mirándola. Fue la anciana a la cocina, desmenuzó un toro de pescado que le quedara del mediodía y en un cuenco grande echó leche, lo llevó para el salón y enseguida se abalanzaron con ansia a la comida, luego se tomaron toda la leche, estaban graciosos, el del hocico negro casi se cae dentro del cuenco, parecía el más espabilado de todos.

La gata se tumbó a los pies de la anciana y ella cogió al del hocico negro, pues le hacía mucha gracia, lo puso en su regazo y lo acarició, él se acurrucó agradecido. Los otros dos no paraban de maullar mirando a su hermano, entonces los cogió también, los puso en su regazo y se quedaron dormidos, entonces pensó la anciana que no estaba sola, ya tenía una familia a quien cuidar y así con el calor de la chimenea, en su mecedora, se quedó dormida feliz en aquel día de Nochebuena.

A mi amiga

Llevábamos viviendo 54 años puerta con puerta, viéndonos con solo salir a la calle. ¿Te acuerdas cuando llegaste aquí de tu tierra? Éramos al principio muy pocos vecinos. Yo llevaba como un mes cuando tú llegaste, traías hijos, yo también, se hicieron pronto amigos, jugaban, iban al colegio juntos y así también surgió la amistad entre nosotras. Muchas veces iba a tu casa (de aquella no se cerraban las puertas) y te encontraba llorando, me daba mucha pena verte así, echabas de menos tu tierra y aunque tenías aquí a tu marido e hijos, habías dejado mucho atrás: madre, hermanos, etc. etc. Te consolaba pero acababa llorando yo también, mi familia estaba a 20 minutos en tranvía pero también los echaba de menos, por eso té comprendía pues tu venias de lejos de otro clima y otro ambiente, todo con el tiempo fue pasando y con mucho trabajo fuimos criando a los hijos, se hicieron mayores, gracias a Dios salieron buenos chicos, tanto los tuyos como los míos, se casaron y quedamos solas, aunque eso sí, siempre pendientes de nosotras. ¿Qué te pasó amiga mía? ¿Te cansaste de vivir?, un día temprano pediste un taxi y te fuiste a sabiendas de que jamás volverías. Cuanto te echo de menos, cuando salgo a la calle miro tu casa vacía y me entra una pena inmensa.El otro día salió como todos los años nuestro Cristo a la calle, lo acompañe un rato (pues mis piernas no pueden hacer ya todo el recorrido) me emociona siempre ver la cantidad de gente que lo acompaña, gente mayor y también mucha juventud, parejas jóvenes con sus cochecitos de bebés, en fin, esta Fe que no muere, sino que se incrementa año tras año. Cuando el Cristo pasó a mi lado surgieron mis lágrimas contenidas pensando en ti, amiga mía y le pedí que te llamara a su lado, para que puedas encontrar la paz. Adiós para siempre vieja amiga.

Un viaje por Venecia

Hice un viaje a Venecia invitada por unos familiares que viven allí, y la verdad es que lo pase estupendamente, Venecia me encanto, es una ciudad hermosa con edificios maravillosos y no digamos nada de la Basílica de San Marcos, eso es una joya, pero que les voy a decir a ustedes, muchos ya la conocerán personalmente y otros por reportajes y fotografías, así que voy a contarles de otros sitios menos conocidos, pero también dignos de ver por su belleza y significado.
A los pocos días de llegar empezaron con la vendimia, también fue una experiencia bonita, pues aunque parezca mentira no estuve nunca trabajando en una, bueno trabajar, trabajar es un decir, pero ayude que ya es bastante.
Un día por la mañana me dice Julio, mi primo, que me van a llevar a ver un monte que está a unos 5 km, pensé que un monte poco tendría que ver, pero bueno, allá nos fuimos, el día estaba radiante y la verdad apetecía salir a pasear. Paró el coche delante de un bar en la carretera y entramos a tomar algo, era ya media mañana, nos hicieron un gran recibimiento, pues eran amigos, me presentaron a todos, charlamos un poco y nos fuimos, no sin antes encargar la comida cruzamos la carretera y empezamos la subida al monte, quede maravillada de lo limpio y cuidado que estaba, senderos con escaleritas para subir todo perfecto hasta que llegamos a un lugar donde había un gran monolito de piedra y encima una gran bota de alpinista, también de piedra , Julio comenzó a contarme que aquel monte pertenecía a una sociedad de alpinista de la que él era socio, así como el bar y otros que también estaban allí todos pagaban una cuota y todos los meses se formaban grupos para ir a limpiar y cuidar todo aquello, un día al año hacían una fiesta campestre y acudía gente de muchos lugares del entorno, llevaban la comida y pasaban allí el día en amigable camaradería, por la mañana tenían una misa púes un poco más arriba tenían una capilla, Julio abrió la puerta, pues en el bar tenía la llave, y entramos, muy sencilla solamente tenía un gran Cristo y abajo en el suelo delante del altar una réplica de la bota que vimos al subir, pero ésta más pequeña, salimos y seguimos andando por aquel paraje precioso, pequeños puentes de madera que cruzaban pequeños riachuelos de aguas cristalinas, bancos para descansar, de los que yo hice bastante uso, en fin, un paseo maravilloso.
De pronto nos encontramos en un paraje que me quede sobrecogida, toda aquella parte del monte estaba llena de pequeñas lapidas de piedra clavadas en el suelo, delante una planta pequeña con flores , las había de todos los colores, azules, amarillas, rojas, pero las que más abundaban eran las blancas es la típica de la región, cuando una moría enseguida plantaban otra, entonces Julio me explico que allí no había nadie enterrado era solo simbólico, en cualquier lugar del mundo donde muriera de accidente un alpinista, le mandaban los datos a ellos y entonces ponían la lapida con su nombre, fecha y lugar donde murió, había de todas las nacionalidades, incluso claro española.
Me pareció una cosa bonita para contarles, pues a mí la verdad que me sorprendió bastante por eso les decía al principio que Venecia me encantó. Que hay por el mundo cosas muy interesantes y curiosas de las que nada sabemos y que también son dignas de ver.

A nuestros jóvenes

Hoy quisiera romper una lanza a favor de la juventud, esta juventud a la que tanto se criticas, y todo se le censura.
Yo tengo 9 nietos, van desde los 16 años hasta los 30 años, todos solteros, conozco a sus amigos y puedo decir, con conocimiento de causa, que son todos unos chicos y chicas estupendos.
La juventud de hoy en día tiene una cualidad, para mí muy importante, que es la sinceridad, no anda con tapujos, ni mentiras, da la cara y dice lo que siente, eso a mi modo de ver tiene un gran valor moral.
Hasta hace poco, aun que esto no quiera decir que nuestros padres no nos quisieran y nosotros a ellos por supuesto, pero les teníamos miedo, si miedo, eso es increíble, pero así era ¿Por qué? Por la rigidez con que nos imponían su autoridad, eso ha cambiado gracias a que la juventud ha ido ganándoselo poco a poco.
Hoy se le critica por el botellón, ¿y los guateques que se hacían antes? No era la misma cosa, lo que pasa es que ahora se hace al aíre libre y antes se hacía en un piso o en un lugar cualquiera, como en un garaje prestado, cualquier sitio servía.
Ahora se habla de la violencia escolar, tan de moda ¿y por qué? Porque la graban en los móviles, antes no existían los móviles, si no también lo harían, porque la violencia escolar siempre existió y conste que no estoy de acuerdo con ella, pues de niña también la sufrí, en un colegio de monjas, cuando mis padres se enteraron, me quitaron del colegio y listo, ahora como todo vale como noticia, pues los medios de comunicación se hacen eco de ellos, y cuanto más escabrosas mejor, enseguida nos la cuentan.
Por todo esto, diré que yo tengo confianza en estos niños y jóvenes de hoy, hombres y mujeres de mañana que sepan hacer un mundo mejor que este que nosotros dejamos.

Recuerdos

Recuerdos 1

En estas fechas vienen a mi memoria, no sin cierta nostalgia, como se celebraba en mí casa siendo niña el día de Todos los Santos, vivíamos en un edificio de solo 2 pisos, bajo y guardilla, éramos en total 14 vecinos, nos llevábamos como si fuéramos todos una familia, por esa razón cuando se celebraba algo nos reuníamos todos, eso sí en mi casa, no sé si era que mis padres eran muy amigos de fiestas o que él comedor de mi9 casa era más grande, bueno, como les contaba el día anterior se pelaban las castañas para cocer y las otras se picaban para asar, teníamos una cocina de hierro muy grande que durante el invierno estaba todo el día encendida, púes no había calefacción, y era la manera de tener la casa caliente .
Recuerdo que nos traían para todo el mes el carbón que se guardaba en la carbonera, debajo de la escalera, allí también se guardaban las piñas que vendía una señora de no sé qué aldea las traía en sacos y las vendía por cientos, al día siguiente por la tarde, mi madre cocía las castañas. una vez cocidas y escurridas las tapaba con un paño y las dejaba a un lado de la cocina donde conservaran el calor, entonces nos arreglábamos y nos íbamos los tres al teatro García Barbón a ver Don Juan Tenorio, en esta época siempre venía alguna compañía, a mi me gustaba mucho pero pasaba mucho miedo, siempre fui muy miedosa ,cuando llamaban los muertos a Don Juan y se filtraban por las paredes, aquello para mí era alucinante, llegados a casa se escarbaba el fuego y se metían las castañas al horno , y yo era la encargada de avisar a los vecinos, algunos ,los que podían traían una botellita de vino, y hala a comer castañas y a comentar el teatro. Y entonces venía para mí lo peor, pues todos los años pasaba lo mismo, empezaban a contar cosas de miedo, de aparecidos, de brujas etc. A la hora que me mandaban a la cama empezaba a llorar como una magdalena, tenía mucho miedo estar sola en mi habitación, al final me dejaban y luego lo pasaba en grande pues ponían el gramófono con aquellos discos que pesaban un montón, y todos a bailar, la fiesta duraba hasta las 2 o 3 de la madrugada y luego cada uno a su casa, alguno con alguna copita de más.Pues bien, así eran las fiestas que se hacían en mi casa y que yo recuerdo ahora con añoranza.


Recuerdos 2

Quisiera contarles hoy una vivencia de mis años de niña, que seguramente les parecerá una tontería, pero que me ha tenido preocupada durante más o menos la friolera de 70 años.
Todo comenzó en el colegio, teníamos un libro gordo donde venían todas las asignaturas y aparte yo recuerdo dos pequeños, uno era urbanidad y otro de lecturas, este último a mí me encantaba , púes tenía poesías anécdotas, frases celebres etc.
Pero cierto día nos toco aprendernos una poesía, yo tengo que decirles que yo de memoria era pésima, pues bien no sé por qué razón me la aprendí enseguida y lo más curioso es que no me la olvido más durante todos estos años, pero, hay un pero, que me olvide del final y eso me tenía fastidiada, pregunte a personas de más o menos mi edad, a compañeras que fueran del colegio, y no tenían ni idea.
Pues bien, el otro día medio en broma, se la recite a mi nieta, de 17 años, y le comente lo que me pasaba, que no me acordaba del final, pero abuela, me dijo, eso se busca en Internet, pero bueno no sé el titulo, ni la editorial, ni siquiera el autor. No importa, se puso en el ordenador y me dijo que le recitara el principio y para mi asombro, allí estaba
“EL NIÑO Y LA MARIPOSA” de Rodríguez Pombo, no saben ustedes la alegría tan grande que llevé, y es que esto del ordenador es algo maravilloso, por eso aprovecho la ocasión para aconsejarles, tengan la edad que tengan, que se apunten a un cursillo, así lo hice yo y no estoy nada arrepentida se lo más básico y estoy encantada, tenemos la ocasión en este centro y merece la pena, pues es gente maravillosa y con mucha paciencia.

Volviendo al tema de la poesía, que va a continuación, me gustaría que la leyeran y quedaría muy satisfecha sí alguno de ustedes les recordara los lejanos y felices años de su infancia.
Muchas gracias.

jueves, 6 de agosto de 2009

Las manos

La mejor herramienta de nuestro cuerpo, es sin lugar a dudas, nuestras manos. Con ellas acariciamos a ese hijo recién nacido que acaban de poner en nuestros brazos, luego nuestras manos le enseñan agarrándole sus pequeñas manos a dar sus primeros pasos y más adelante les curamos esas pequeñas heridas y les limpiamos esas lágrimas que resbalan por su cara, manos que todo lo hacen con amor de madre.

¿Qué seria de un ciego sin sus manos? ellas lo van guiando quitándole los obstáculos de su camino y con su tacto le hace apreciar y conocer las cosas que toca y un sordomudo con sus manos se hace entender y comunicarse con los demás.

Cuando la vida nos golpea con una desgracia, esa mano amiga que se posa en la nuestra con un ligero apretón, nos hace sentir la calidad y sentimiento de cariño, mucho más que mil palabras.Hay varias clases de manos, manos blancas y finas, manos cortas y gordezuelas, manos de trabajador ásperas y callosas, pero todas saben dar el mismo cariño y expresar el mismo amor.

Cuando yo era joven, tenía unas manos bonitas, ahora las veo y no me parecen las mismas, están deformadas por la artritis y arrugadas, pero siguen siendo aquellas manos, las mismas que acariciaban a mis hijos y hoy acarician a mis nietos, con igual ternura y amor.

Se dirán ustedes que las manos también hacen cosas malas y tienen razón, solo nos queda pedirle a Dios que las guié para hacer el bien, para dar paz y amor.

La gaviota equilibrista

Hoy voy a pasar de mis recuerdos para contarles una anécdota que me sucedió el otro día y que después de vivida me parece graciosa.

Salí de mi casa para ir al médico a Coya, al salir de mi calle hay una plazoleta donde aparcan muchos coches. A los lados hay unas farolas de brazo curvo donde siempre hay gaviotas posadas, pues bien, en una de estas farolas estaba una gaviota, que debía de ser jovencita, que no sabía ni sujetarse bien. Me llamó la atención por los graznidos que emitía.
Entonces me paré a mirarla, estaba graciosísima, pues no se aguantaba de pie en el centro, resbalaba, se ponía bien y resbalaba para el otro lado, todo esto chillando, pero el colmo fue cuando se colocó en el brazo de la farola y a no poder sostenerse quedó colgada balanceándose boca abajo, aquello fue el remate pues si antes me reía ante aquella situación lo hice a carcajada limpia.

Al agachar la cabeza para ver la hora, preocupada pensé que no llegaba ya a la consulta, justo en ese momento noté caer sobre mi cabeza un chapapote, que me dejó helada. Me fui corriendo a mi casa, me metí en la ducha para quitarme aquella porquería, vi la hora y como mi médico es muy tranquilo (nunca tiene prisa) pensé que aún podía ir, sin turno claro. Pedí un taxi y me fui, no había gente en la sala así que llamé a la puerta y me mandó pasar, le pedí perdón por la tardanza y me dijo: ¿qué le pasó que la llamé dos veces y no estaba?
Entonces le conté lo que me había pasado, en ese momento entró la enfermera y escuchó el relato, empezaron los dos a reír, que el médico tuvo que dejar de hacer las recetas (que era a lo que yo iba). No sé si se reían de mi o de la gaviota, el caso fue que terminé también riendo con ellos a carcajada limpia. Hacía mucho tiempo que no me reía así, pasé luego una tarde relajada y feliz y pensé si sería de tanto reírme. Tengo oído hablar de los cursos de risoterapia, no sé lo que se hace en ellos pero pienso que deben de ser efectivos, así que en cuanto sepa de un curso me apuntaré a él.

Me siguen gustando las gaviotas, son muy bonitas y tienen un porte majestuoso pero desde ahora me pararé a mirarlas cuando paseen por el suelo y tampoco pararé debajo de una farola ¡por si las gaviotas….!

Carta a Loli

Querida mía:

Espero que donde estés puedas leer estas letras, en ellas quiero expresarte todo el cariño que siempre te profesé. Cuando naciste fue un regalo para toda la familia, pues todos éramos ya adultos, asíque fuiste una bendición del cielo.
Cuando tu madre, mi prima, me dijo que tenía que hacerte los vestiditos para echarte de corto (a los tres meses) como se hacía entonces, aquella modista en ciernes que era yo, me sentí muy halagada y feliz.

Fuiste una niña buena y cariñosa, por eso cuando a los diez años te marchaste con tus padres a la Argentina dejaste aquí un vacío inmenso. Todos te echábamos muchísimo de menos, nos escribíamos, primero con tu madre y luego ya contigo, en mis cartas te contaba mi vida (más penas que alegrías) siempre me aconsejabas con dulzura y palabras cariñosas que me hacían mucho bien.

A los 36 años de vuestra marcha, fui yo a veros a la Argentina (pues vosotros no volvisteis) me encontré con una Loli físicamente desconocida, con un carácter fuerte y una voz dulce y persuasiva (ya eras monja seglar) y trabajabas en una biblioteca, tú y tus padres vivíais muy modestamente, por tu madre me enteré de tu labor, donde había una necesidad allí estabas tú, ¿cuantos matrimonios a puntos de separarse volviste a unir?, ¿cuantos chicos inteligentes sin medios económicos para poder estudiar pudieron hacerlo gracias a tu mediación? y así ¡cuantas cosas más solucionaste!, que gran labor hiciste mientras estuviste entre nosotros.
Yo no acabo de acostumbrarme a la idea de que no estés. Fue todo tan rápido, en un mes te fuiste de esta tremenda enfermedad que está azotando a la humanidad y de momento no hay solución.

Te fuiste siendo gallega (nunca quisiste nacionalizarte argentina) asíque me despido diciéndote: adeus galeguiña ata sempre.

P.D.: Te mando un verso de Peman, estas estrofas sé que te gustarán pues van dedicadas a ti.

Y, al fin, rendido quisiera
poder decir cuando muera:
Señor, yo no traigo nada
de cuanto tu amor me diera…
¡todo lo dejé en la arada
en tiempos de sementera!
Allí sembré mis ardores,vuelve tus ojos allí,
que allí he dejado unas flores
de consuelos y de amores…
¡y ellas te hablarán de mi.

Recuerdos de mi niñez

RECUERDOS DE MI NIÑEZ 1

Semana Santa, quizá para mí, la peor época del año. Era, desde luego, muy distinta a la de ahora, todo misticismo y silencio. Eso era para mí y me supongo que para los demás niños de aquel entonces la peor parte.
Hasta la gente mayor parecía que hablaba más bajo. No se escuchaban voces, como otros días normales y eso hacía que el ambiente fuera triste y monótono, la emisora local Radio Vigo (la primera que tuvimos fundada por Don Eugenio González de Haz) no tenía las emisiones normales, solamente música sacra y algo de música clásica.
En el cine tampoco había programación normal, en alguno podían poner alguna película sobre La Pasión.
Recuerdo que un año en concreto vino a García Barbón, una compañía de teatro, representaron La Pasión, el actor que representaba a Jesús se llamaba Francisco Rambal, lo hacía tan bien y me impresionó tanto que no olvidé nunca su nombre, yo no entendía nada de interpretación pero recuerdo que la crítica lo ensalzó mucho y mis padres también, Años más tarde oí que se había muerto.
Después de visitar los siete monumentos (siete iglesias) y la procesión de los pasos el Jueves y el Santo Entierro el Viernes, ya nada había que hacer, esta última siempre me impresionó mucho, no sé por qué, pero me hacía llorar ver la imagen de Jesús dentro de la urna de cristal.
Aún hoy me conmueve.En casa no me dejaban cantar, cosa que yo me olvidaba a cada momento, basta que no debiera para que tuviera más ganas de hacerlo, aquello era un suplicio.Antes la Resurrección era el sábado de Gloria a las diez de la mañana, a las diez en punto yo salía a la terraza que teníamos en la parte de atrás, para oír las campanas que empezaban a tocar.
Las primeras que sonaban y se escuchaban más fuertes, eran las del convento de la Enseñanza pues el edificio daba a la parte de atrás de mi casa, luego todas a un tiempo, aquello era una maravilla, también los barcos que estaban en el puerto hacían sonar las sirenas y yo cantando como una loca. Este era un momento que se repetía todos los años, sintiendo una alegría inmensa pues terminara la Semana Santa y Jesús había resucitado y yo al fin podía cantar.

RECUERDOS DE MI NIÑEZ 2

Tratando de recordar cosas de mi niñez, me vino a la memoria un hecho que me afectó bastante. Tendría unos nueve o diez años.Tenía mi padre un amigo con el que se relacionaba desde niño, primero en el internado que tenían los Jesuitas en La Guardia, luego en Inglaterra (la gente que tenía dinero mandaba allí a sus hijos a completar su educación). Allí echaron unos años también internos y de vuelta a Vigo, su amigo se hizo cargo de los negocios de su padre y se casó con una chica francesa refinada y elegante (según mi padre un matrimonio de conveniencia).
Mi padre se dedicó a viajar que era lo que le gustaba y ya madurito, estando en Vigo conoció a mi madre, era una mujer sencilla de una familia trabajadora y normal, que no fue bien aceptada por la familia de él, de todas formas se casaron y fueron muy felices.
Mi padre volvió a retomar el contacto con su amigo y llevaba con él algún negocio de exportación. Cuando yo tendría ocho o nueve años, a veces me mandaba a su casa a llevar alguna carta o papel, ese día para mi era una fiesta. Aquella casa me tenía enamorada, aquellos muebles, alfombras, lámparas, cortinas, todo me gustaba, pues estaba todo con un gusto exquisito, aquellos cortinones de terciopelo siempre recogidos, dejando entrar por los visillos blancos toda la luminosidad que alegraba la casa.
Aparte de eso siempre había para mi unos bombones o caramelos deliciosos.Tenían una hija, que tendría unos veinte o veintiún años, tenía la elegancia de su madre y una cara bellísima. Había sido miss Vigo, cuando los certámenes los organizaba El Casino.
Cuando estaba con ella me enseñaba fotos o me hablaba de los viajes a Francia que hacía con su madre (de allí traían los modelitos que luego lucían aquí)en fin, que pasaba una tarde maravillosa.
Los domingos iba a misa de doce con mis padres a Santiago de Vigo, ellos también iban. Al acabar la misa (ya fuera) se saludaban los conocidos y me daba una importancia tremenda cuando mis amigas me veían con ellas, que me daban un beso y hablaban conmigo cariñosamente.
Aquel año llegó la Navidad, yo como siempre lo pasé estupendamente pues como a todos los niños las fiestas me encantaban. El día de fin de año El Casino hacía un baile de gala, como todos los años mi amiga y sus padres fueron. Ella estrenaba traje y complementos, fue la peluquera a peinarlas y ella se fue a su dormitorio a vestirse, sus padres preparados. Esperandola al ver que no salía fue su madre a la habitación y la encontró tendida en el suelo sin vestirse todavía, llamaron al médico que no pudo hacer otra cosa que firmar su defunción. El corazón acabó con su vida. Para mi aquello fue terrible, ella era lo que yo hubiera querido ser, era mi ideal como mujer.Pasó algún tiempo y volví a aquella casa, ya no era lo mismo, lo primero que vi al entrar en el recibidor encima de la mesita de entrada donde antes había un espejo, un gran cuadro al oleo con su figura, estaba preciosa, seguramente sacado de alguna fotografía. La casa estaba en penumbra, un halo de tristeza se apreciaba en cada rincón, su madre me recibió muy serena y cariñosa, como siempre, sin hacer ningún comentario. Me fui llorando por el camino a mi casa. Otra vez volví y la encontré (a la señora) un poco rara, entonces me habló de su hija, como si viviera, me llevó a su habitación y me dijo que la tenía tal como ella la dejara al marchar, encima de la cama estaba el traje que no llegó a estrenar, los zapatos en el suelo delante de la cama y encima del tocador, el bolsito de mano a juego con el traje, estaba tan emocionada que ni vi como era el traje, solo vi que era gris perla. En el tocador había un florero con seis rosas blancas, según me enteré después se las llevaban todas las semanas de la floristería.
Cuando se lo conté a mi madre me prohibió volver a esa casa y así fue, no volví más, supe que la señora cada vez estaba peor de la cabeza y ya poco duró, el marido vivió más pero se retiró a su casa y echó tiempo sin salir hasta que murió.Este fue el peor recuerdo de mi niñez, que me hizo reflexionar a los once años que la vida también tiene momentos amargos.


RECUERDOS DE MI NIÑEZ 3

De los recuerdos de mi infancia, recuerdo uno que me dejó un regusto de aventura, con lo que creo que todos los niños soñamos.
Yo era (y soy) bastante tímida, pero como todos los tímidos, me gustaba que me encargaran algo (para mi importante) para demostrar que era valiente y decidida.
Eran los tiempos de la posguerra y como tal el racionamiento en el que nos daban unas cantidades de provisiones previa la presentación de una cartilla, consistía en lo más esencial, aceite, harina, azúcar y algo más, como esto, la verdad, no nos llegaba, pues mi madre iba a comprar cosas de estraperlo.
El foco principal de esta actividad estaba situado en el barrio de Casablanca (que aún sigue conociéndose por ese nombre), calle Brasil, Cuba, México, etc.
Cuando iba a comprar mi madre me llevaba con ella, y ahí empezaba mi aventura. Casi todas las estraperlistas (no sé por qué) vivían en los bajos y estaban muy vigiladas, de vez en cuando había una redada y cogían a alguna, le ponían una fuerte multa y hasta incluso alguna iba a la cárcel, por esa razón me llevaba mi madre, pues ella llamaba, decía quien era y le abrían, entonces yo me quedaba en el portal o salía a la calle, hacía que jugaba a la mariquitilla y vigilaba ¡qué emoción! cada vez que alguien pasaba por la calle mi adrenalina se disparaba, hasta que pasaba de largo y se iba.Entonces respiraba tranquila, salía mi madre con la bolsa, mientras no salíamos de la calle no estábamos tranquilas pues nos podían parar y ver lo que estaba dentro de la bolsa, casi siempre era lo mismo, aceite, azúcar, café (este no podía faltar pues mis padres eran muy cafeteros) y sobre todo harina. Como el pan también estaba racionado un bollito por persona ( a mi desde luego no me llegaba a nada) entonces mi madre hacía unas bollas de pan en el horno de la cocina de carbón que olían a gloria y mejor sabía, claro.
Muchos años duró en mi mente el olor de aquel pan y creo que es el motivo por el cual me sigue gustando el olor del pan cuando paso por una panadería.
De todo aquello me quedó grabado el precio del litro de aceite que lo pagaba mi madre a cien pesetas el litro, quizá fuera porque años más tarde pagó también cien pesetas por las primeras medias que me puse para estrenar los primeros zapatos de tacón. Era la novedad de las medias de cristal. Las traían en los barcos que atracaban en el puerto, algún que otro tripulante que traía cosas del extranjero y que aquí vendía también de “estraperlo”.
Creo que muchos de ustedes recordarán también estas experiencias vividas en su niñez, a mi me gusta recordarlas pues pese a todo viví una infancia feliz.

Bianca, una ninfa albina

Esa que ustedes ven en la foto, es Bianca. Es una ninfa albina, a que es linda! verdad? se la regalaron a mi nieto con un mes, ahora ya tiene once. Hasta el año solamente come pienso, le gusta mucho el pan, cuando se porta bien mi nieto le da unas miguitas y le encantan.La tiene en su habitación, a veces suelta, otras atada con una cadenita a una pata en la percha, a una barrita, no le gusta estar atada, aunque la cadena es larga y se puede mover con soltura un buen trozo. Cuando ve a alguien pía y te enseña con el pico la cadena y luego te mira para que la sueltes. Desde luego tiene una inteligencia nada común, con sus gestos y píos se hace entender a la perfección. Cuando es la hora que llega mi yerno, o mi nieto del colegio, ya empieza a piar como una desesperada y al oír la puerta de la calle ya no hay quien la pare hasta que van a buscarla, la bajan al comedor y como todos somos a hacerle carantoñas se lo pasa feliz, pues es un pájaro muy sociable, el único que pasa de ella es mi marido, pues bien, está obsesionada con él, en cuanto baja es al primero al que va, se pone en el respaldo del sofá, donde él está todo el día sentado o acostado y allí le suelta todo el repertorio de sonidos que tiene (que es muy amplio) nos preguntamos por qué será esta obsesión que tiene por él.Le enseñaron a dar besos y como se pone en el hombro tuerces la cabeza y le pides un beso y con el pico te roza suavemente los labios, a veces incluso hace un pequeño sonido. Cuando enciendo el ordenador portátil, lo pongo encima de la mesa, si ella estaba suelta se subía al teclado y con el pico me levantaba las teclas, ahora como no le dejo está graciosísima, se pone a un lado del teclado y en cuanto me distraigo se sube y hecha a correr al otro extremo, vuelve otra vez y de nuevo se pone vigilante para hacer la misma operación.El otro día hizo una cosa que me dejó sorprendida, por la noche la baja mi nieto y me la deja mientras se ducha yo estaba con un dolor de cabeza tremendo, se me puso en el hombro, me salieron unos quejidos por el dolor, se bajó al pecho, yo tenía la cabeza gacha y me dio un besó, yo pensé que fuera casualidad y esta vez lo hice adrede, me quejé y volvió a hacer lo mismo que antes, es asombroso que una cosa tan pequeña pueda tener esas reacciones y ser tan inteligente para actuar de esa maneraPor eso le recomiendo a ustedes, que si les gustaría tener una mascota, no lo piensen, pongan un pájaro en su vida, apenas da trabajo, no hay que sacarlo a pasear ni todos los inconvenientes que otros animales tienen, verá la alegría que le proporciona verlo revolotear por la casa, eso si, por favor no lo tengan prisionero en jaula, no se arrepentirán.

Cristo de la Victoria

Otro año más, salió nuestro Cristo de la Victoria a recorrer las calles de Vigo, como siempre sucede, fue algo impresionante.
Desde las primeras horas del día, ya se veía gente haciendo el recorrido de la procesión con las velas encendidas. Vienen personas de toda Galicia, por eso es que madrugan para hacer el recorrido, una visita al Cristo y luego se van.

Yo lo acompañé un ratito con mi hija (pues sola ya no podría), luego esperamos para verlo pasar y eso sí, aguanté para ver la ofrenda que me emociona y me gusta mucho. Por las obras este año se hizo más hacia Príncipe. Estuvo como siempre muy bonito.

Ahora, yo me pregunto ¿qué tiene este Cristo? Cuando lo veo pasar por mi lado un escalofrío recorre mi cuerpo y los ojos se inhundan de lágrimas, ¿por qué ésta emoción que me invade? No es a mí solamente a quien le ocurre ésto (tengo hablado con gente que le pasa también lo mismo). Antes, cuando iba al centro, si podía me acercaba a la Colegiata a hacerle una visita y rezarle un Padre Nuestro y nunca sentí esta sensación, solamente es el verlo en la calle, me parece tenerlo más cerca de mí, como uno más de mis amigos, ¿será quizás eso lo que me emociona? No sé, no puedo entenderlo.

Este año, se notó, si cabe, más gente sobre todo hombres, dada la situación que vivimos de miedo e incertidumbre no es extraño que le pidamos amparo y ayuda, y que ilumine a nuestros dirigentes políticos para que nos saquen pronto de esta situación; que nuestro puerto (uno de los primeros del mundo), nuestras industrias y nuestros comercios puedan seguir dando trabajo a tanta gente que se ve abocada hoy al desempleo y por lo tanto a la pobreza.

Confiamos, Cristo, en tí y que el año que viene volvamos a acompañarte, no para pedirte sino para darte las gracias con una amplia sonrisa de felicidad.
Foto: vigoenfotos

martes, 4 de agosto de 2009

La naturaleza

Hace ya algún tiempo, dando un paseo por la avenida de Castelao, me senté a descansar en un banco, al poco rato llegó un señor, ya mayor y se sentó a mi lado, me dio las buenas tardes, a lo que yo contesté de igual manera.
Pasado un rato me preguntó si vivía por allí, le dije que no en la avenida pero cerca

- No saben ustedes la suerte que tienen de vivir aquí -me dijo- Esto es una maravilla, tanto árbol, tanto jardín, esta zona es única. Yo no vivo aquí, estoy pasando unos días con mi hija y la verdad es que estoy encantado. No conozco mucho Vigo, pero en verdad no vi un barrio como este, con tanta vegetación para ser una zona de viviendas como es. Seguimos charlando y después de desearle una feliz estancia, seguí con mi paseo.

Voy dos veces por semana a la Calle Estrada y lo hago por la calle Villagarcía. A los pocos días de la conversación con este señor empecé a fijarme en los jardines de las torres, subiendo a la derecha (por cierto, muy bien cuidados) y empecé a ver, no a mirar, como hacía siempre, puedes mirar de rutina sin fijarte en lo que ves.

Ese día creo que los vi por primera vez, me quedé extasiada con lo que veía, las hortensias, de varios colores, matas de grandes margaritas blancas, rosales llenos de rosas, rojas, blancas, rosas; en cada esquina del jardín unas plantas grandes llenas de flores azules pequeñitas . El cesped salpicado de humildes y gráciles margaritas que como doncellas pudorosas cierran sus pétalos al anochecer para que la oscuridad no las mancille.

En fin, una delicia para los ojos y para el alma, pues las cosas bonitas te dan paz y también optimismo.

Pasado algún tiempo, las flores se fueron marchitando y un dia veo con tristeza como podaron todo, me pareció que me habían quitado algo mío, algo que de tanto verlo parecía parte de mi
Pasó el tiempo, llegó la primavera y un día veo con asombro y regocijo como a los árboles empezaban a brotarles unas incipientes ramas, a las hortensias empezaban a salirles las primeras hojas. Los rosales… las margaritas… las campanillas azules… Toda una orgía de verdes empezaba a despertar, que maravilla! eso era vida, vida que empezaba, vida que pronto darían sus frutos en formas y colores, para delicia para nuestros ojos.

Estamos otra vez en invierno, todo desolado y triste, pero con la esperanza de la primavera, yo sólo le pido a Dios que mis ojos, puedan ser testigos una vez mas del nacimiento maravilloso de esto tan lindo y sabio como es la naturaleza.

A campá


A igrexa do meu pobo
Unha campaíña ten
Que toca cas alegrías
E cas peniñas tamén.

Si hay lume nalgún monte
Ou unha tempestad no mar
Toca forte “arrebato”
Para os veciños chamar.

E alí van todos á praia
Por se alguén poden salvar
E a campá que non para
Que non para de tocar
Toca con rabia, con pena
Parece que quere falar.
Ó outro día tocan quedo
Chama a xentiña a rezar,
Por aqueles mariñeiros
Que xa nunca volverán.
Toca triste a campaíña

Parece que vai chorar
Pero non todo e tristeza
Que hoxe hai voda no lugar.
Toca alegre campaíña
Que se casa Teresina
Co fillo do capitán,
Ela vestida de Branco
E el de militar.
Toca,toca campaíña
Que hoxe hai felicidad,
E xa chega o día grande:
Día do Santo Patrón.
E da campá moi cedo,
Óese moi forte o seu son,
Moi forte, para que se escoite
Lexos, lexos do lugar,
Para que veña a xente toda
A noso patrón honrar.
E logo na carballeira,
Sentaránse para xantar.
E que xa ven o gaiteiro
Vamos, vamos a bailar,
E bailan as parexiñas
Que hai que ver que ben o fan
Pero tamén algún vello
Non o fai de todo mal.

E chegandiña xa a noite,
A xentiña marcha xa
E a campaíña cansa
Tamén deixa de tocar.
Só unha cousa che pido
Campaíña do lugar:
Cando me esté morrendo
Non deixes de tocar,
Quero morrer escoltando
Voso alegre repinicar.

Presentación


Estrella Fernández nació en Noia (A Coruña), en el seno de una familia de once hermanos. Con la imposibilidad de criarlos a todos juntos, su madre la envió al cuidado de una hermana (es decir, tía de Estrella) que vivía en Vigo (Pontevedra). Es en esta ciudad que transcurre el resto de su vida, llegando a querer como a una hermana a la que era su prima. Mujer alegre y amante de la zarzuela, se casó a los dieciocho años con José Valenzuela. Con cinco hijos fruto de este matrimonio (Adolfo, Margarita, Jaime, Beatriz y Mª Lucila), Estrella se dedicó de lleno a su papel de ama de casa y madre. Pero no se quedó sólo con eso. Primero como modista, y después como esteticién-masajista, va encontrando maneras de ocupar el tiempo que dejan libre los hijos ya mayores, amén de sentirse realizada profesionalmente. Como “hobby” se decantó por el encaje de bolillos, dándosele realmente bien. Ávida de nuevas experiencias, empezó a asistir, siempre dentro del Centro social de su zona (Coia), a diferentes actividades. Gimnasia, clases de idiomas, coro, teatro... Nada se le resiste. Junto a sus compañeros de teatro realizó diferentes interpretaciones haciendo incluso pequeñas “giras” por otros centros sociales de la ciudad, y es con ellos también, que tiene una memorable aparición en la pequeña pantalla, en un programa de humor de la TVG, donde, con sus chistes, fue la “estrella” del grupo. De un tiempo a esta parte, una de las cosas que más le satisface es escribir (actualmente colabora con la revista digital del Centro Social de Coia). Ávida lectora desde siempre, esta mujer autodidacta imprime una gran carga emotiva en todos sus escritos, que incluyen un poco de todo: teatro, poesía, narrativa...